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WILL ELDER EL JOVEN

El pasado 18 de mayo moría de Parkinson el gran Will Elder. En nuestro país ha pasado de ser casi un desconocido a convertirse en un autor bastante presente. Primero nos llegaron sus trabajos en los tebeos de guerra de la E.C. y ahora han empezado a publicarse sus historietas para Mad, la célebre revista de humor de la misma editorial. En el segundo caso en color y con un formato algo más grande, pero todavía insuficiente para poder apreciar como toca el arte de Elder y sus compañeros de cuadrilla. En fin, menos da una piedra. Del resto de su abultada producción apenas conocemos nada, a excepción de algunos episodios de Little Annie Fanny, que aparecieron hace mil años en los primeros Playboys.

Elder era un talento peculiar, un tipo muy divertido según atestiguan las miles de anécdotas que quienes le conocieron relatan. Muchas de ellas pueden repasarse en el maravilloso monográfico que le dedicaron en 2003, Will Elder, The Mad playboy of art, un volumen cuya adquisición les recomiendo. En él se alterna su obra más personal con ilustraciones humorísticas y numerosas historietas. Es casi imposible repasar su carrera sin citar a su socio y cómplice en casi todas sus aventuras creativas, el gran Harvey Kurtzman.

Elder se dio a conocer en E.C. entintando a Severin, aunque pronto empezó a firmar sus propios trabajos. Como colaborador de Severin, le aportaba un volumen y una consistencia estructural que luego apenas alcanzó con otros entintadores, incluida su hermana Marie, o Wally Wood en King Kull. John Severin en general ha tenido suerte con quienes se han hecho cargo de sus lápices, pero Elder conseguía algo diferente, una fuerza extra que sus seguidores apreciamos como algo característico y poderoso. Cuando Elder pasa a encargarse de los lápices, notamos que su aproximación siempre tiene un punto irónico. Puede ser realista pero bordea la caricatura en muchos rostros y sus figuras despliegan una expresividad peculiar.

Su talento natural explota en Mad, donde tiene ocasión de dibujar los desparrames humorísticos de Kurtzman, el primer director de la revista. Muchas de sus páginas son antológicas, como la de Ping-Pong, o las del Topo. Incorpora entonces dos aspectos que se convertirán en señas de identidad: su capacidad para mimetizar estilos y su gusto por las multitudes y las viñetas cargadas de detalles absurdos.

Tras Mad, colabora en la segunda marca de humor de la compañía, Panic. Allí firma algunas parodias salvajes de personajes clásicos, como Lil Abner, Joe Palooka o Alley Oop, entre otros. Consigue imitar el estilo de otros dibujantes, manteniendo los rasgos del propio. Cuando el idilio de Kurtzman con la E.C. se rompe, acompaña a su amigo en nuevas aventuras editoriales, como Trump, donde desarrolla otros estilos de entintado, con un rayado increíblemente elaborado. Ofrece nuevas muestras de esos acabados en Humbug. Destacan también sus parodias de anuncios reales, donde adoptaba fórmulas de realismo fotográfico que hacían más efectivas sus bromas.

Tras el fracaso de las anteriores revistas crean Help!, publicación que dio su primera oportunidad a muchos jóvenes talentos alternativos, como Shelton o Crumb. Crea a su personaje Goodman y su dibujo y acabados continúan sorprendiendo por su extraordinaria calidad. Finalmente, en 1962 convencen a Hefner para que publique en su revista Playboy el personaje que le tendrá ocupado los siguientes veinticinco años: Little Annie Fanny. Trabajaba sobre los estrictos bocetos de Kurtzman y su arte alcanza cotas muy altas, en una historieta que además le permitió jugar con el color. La serie se mantiene en muy buena forma, aunque menospreciada por la crítica. Su humor salvaje y sin límites y sus sorprendentes hallazgos narrativos la convierten en un producto muy a tener en cuenta y que aconsejo revisar. Se llevarán una grata sorpresa.

En fin, Elder era muy grande y repasar su trabajo es siempre un placer. Descanse en paz.

Florentino Flórez

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