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LA MAQUINACIÓN VORONOV En pocas palabras, lo que en Hergé
es una narrativa fluida y una preocupación constante por mantener
la atención del lector, en Jacobs se traduce
en unas aventuras cargadas de textos que repiten lo que ya nos cuentan
las imágenes, un total desinterés por los elementos de
continuidad visual y por aquello que diferencia un tebeo de verdad de
algo que sólo lo parece. Esa pesadez proverbial de los álbumes
de Jacobs no le ha evitado seguidores. Hay quien habla del caracter
literario de su obra, de que él no repite, sino que enfatiza,
etc. Como se suele decir, “hay gente pa to”. Personalmente,
la relectura de sus álbumes, ahora reeditados por Norma, no ha
modificado la lamentable opinión que tenía de un trabajo
que considero sobrevalorado. La cuestión es que, desde su muerte,
se han venido publicando álbumes en los que otros autores probaban
fortuna con sus personajes. El primer intento fue más bien desalentador.
Aún más teniendo en cuenta quién era el guionista:
Jean Van Hamme, una de las más firmes y versátiles
plumas de este continente (me refiero a Europa). Pero lo imposible sucede
y, con El caso Francis Blake, Van Hamme falla. Además
estrepitosamente. Ocurre lo peor que podía pasar, que, realmente,
parecía un trabajo de Jacobs. La voluntad de seguir sus pasos
hace que Van Hamme firme uno de sus trabajos más endebles. |