En 1990 se publicaba dentro de la colección
Legends of the Dark Knight una miniserie del equipo creativo
formado por Doug Moench y Paul Gulacy.
Su nombre era Presa y poco después aparecía en España,
editado por Zinco. Supone uno de los puntos más altos alcanzados
por el personaje de Batman. No lo reseñamos en su momento
y ahora, en medio de tanta reedición perfectamente prescindible,
pensamos que ha llegado la hora de hacer justicia a un tebeo realmente
excepcional.
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BATMAN-PRESA
Sinopsis
La acción en Batman-Presa
transcurre en los mismos escenarios de Batman año I.
Como en otras miniseries de la colección Leyendas de Batman,
se trataba de repensar al personaje casi desde cero, a partir de las
premisas planteadas por Miller y Mazzuchelli
y con la dirección editorial de O’Neill.
Gotham City aún no se ha acostumbrado a Batman y Gordon es el
único en el cuerpo de policía que parece entender y apoyar
su labor. Pero el alcalde encarga al comisario formar un equipo para
detener al vigilante nocturno. Como asesor nombran a un viejo villano
de la serie, el psicólogo Dr. Strange. Este acusa a Batman de
toda clase de locuras aunque pronto descubrimos que el verdadero desequilibrado
es él. Hipnotiza a un policía, el sargento Cort, para
que sea su arma en la lucha contra Batman. Cort se convierte así
en El Azote Nocturno, un chiflado de cuidado. Todo se complica con el
secuestro de la hija del alcalde. Batman es injustamente acusado pero
al final todo se resuelve felizmente.
Batman-Presa insiste
en uno de los viejos tópicos de la serie (y uno de los lugares
comunes en las revisiones de los ochenta), el del justiciero como psicópata,
una interpretación psicológica apresurada que Moench
desmonta mostrando a los que emiten tales opiniones como caricaturas
del héroe, gente con muchos más problemas que él.
Tanto Strange como Cort están obsesionados y cargan con bastantes
más desequilibrios mentales que Batman. El héroe, incluso
en los momentos en que se ve sometido a mayor presión, aparece
como más razonable, sereno y estable que sus perseguidores. Padece
por su célebre trauma de infancia, por supuesto, pero eso no
hace de él necesariamente un tarado.
Al lado vemos desfilar a una
serie de comparsas, entre los que destaca el alcalde, un imbécil
que se deja seducir por el primer charlatán que pasa por su oficina.
Gordon repite en su papel de funcionario rodeado de ineptos. No faltan
tampoco los secundarios de lujo, mafiosos, fulanas y gangsters varios.
Y algunas sonadas apariciones de Catwoman.Si el argumento suena
un poco convencional, Moench y Gulacy
se encargan de convertirlo en algo realmente excepcional, en una aventura
trepidante, maravillosamente contada.
Moench-Gulacy
Ya habíamos disfrutado antes con lo que este equipo podía
ofrecernos. Pero desde Shang-Chi parecía que algo fallaba
en el dibujo de Gulacy. Mantenía su saber hacer
narrativo y casi podríamos decir que no tiene un tebeo malo.
Algunos, como Slash Maraud, son excepcionales. Pero aquí
recupera esa calidad gráfica que había desaparecido en
trabajos anteriores, que resultaban menos cuidados. Eso, unido a la
muy sólida trama de Moench, convertía
la mini serie en un producto lleno de hallazgos, con una calidad que
se esconde tras una aparente facilidad. Batman-Presa es un
tebeo fácil de leer, pero eso no lo convierte en una obra menor.
Al contrario, una página tras otra, Moench y Gulacy nos dan lecciones
de su sabiduría narrativa.
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