Liberty Meadows
Frank cho
La colla de la pessigolla. Barcelona, 2005.
Viñetas
Tengo que hablar de Lobo solitario y su cachorro. Este clásico
japonés continúa sorprendiéndome mes a mes. Por
un lado, gracias al prodigioso dibujo de Kojima, un
delirio de expresividad y vigor, muy alejado de la limpieza habitual
de los tebeos y que nos remonta a los mejores tiempos de la ilustración
editorial.
Y, por el otro, por los apabullantes relatos de Koike.
En los últimos episodios nos presenta al catador real, un increíble
personaje, feo como un mono, vicioso y experto en venenos, que ayuda
a crear un conjunto de historias realmente aterradoras. Con escenas
que no se olvidan fácilmente, como las de sus amantes sacrificándose
una tras otra para hacerle ganar tiempo, o la del veneno en el río,
o aquella en la que bebe los orines de una de sus discípulas.
Por otro lado, nos desarma la habilidad del guionista para, en medio
de toda esa violencia, plantear episodios tan deliciosos como el del
padre y el hijo protagonistas, encargando sus propias mortajas funerarias.
Un prodigio de sensibilidad y rigor narrativo.
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De animales y amantes
Las tiras de Liberty Meadows continúan
llegando a nuestro país. También pudimos apreciar otros
trabajos de su creador en el libro monográfico Frank Cho Illustrator.
A estas alturas, poco se puede añadir respecto a las capacidades
de este dibujante coreano-americano. Su trazo es exquisito y posee esa
rara habilidad de dotar de vida y humor todo lo que sale de su pluma,
siempre con una gran economía de medios y la simplicidad de los
clásicos. Y, como todos sus seguidores saben muy bien, dibuja unas
chicas maravillosas. El detalle no es trivial, atendiendo a los temas
que trata.
Es un tópico ya antiguo la capacidad del dibujo para permitirnos
poseer lo que de otra manera nos estaría vedado. Recuerdo a Mariscal
explicando la admiración que despertaba entre sus compañeros
de escuela, por ser capaz de dibujar chicas con tetas grandes, algo que
hacía por encargo y le dio un temprano prestigio.
En el caso de Cho, sus historias nos muestran un mundo
cercano al de las películas de institutos, con protagonistas en
celo, descerebrados y alcohólicos y en el que las mujeres aparecen
como presencias distantes, racionales y siempre deseables. En ese universo
es fácil deducir que el tipo capaz de dibujar las chicas más
guapas gana. Al menos el respeto de sus colegas. Algo así debió
sucederle a Cho que da vueltas alrededor de los mismos
personajes desde su primer trabajo, University2, serie primeriza
y que luego se transformaría en Liberty Meadows.
En la primera ocasión que tuve de comentarla, manifestaba mi decepción
ante el abismo que se abría entre sus demostradas capacidades para
el dibujo y los argumentos. Con semejante arte daba la sensación
de que el humor no estaba a la altura. No era tan gracioso.
Ahora hemos llegado al número 5 y sigo pensando lo mismo. Pero,
no sé si debido a que su dibujo me parece maravilloso, me resulta
más tolerable. En algunos episodios, como el de la convención
de frikis o el de los universos paralelos, resulta incluso divertido.
Seguiré comprándolo y además se lo recomiendo.
Aunque en el terreno de las tiras de humor quizás no deberían
hacerme mucho caso. A quien esto escribe nunca le han gustado Calvin
y Hobbes. Quedan avisados.
Florentino Flórez
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