Locos por los superhéroes
Azake Ediciones. Barcelona, 2005.
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Locuras
Desde que a mediados de los setenta se intentara
una versión celtibérica de la clásica revista Mad,
nadie había vuelto a traducir las disparatadas parodias que pueblan
sus páginas. Aquella breve prueba se llamó Locuras
y debió de serlo para sus editores ya que, tras unos escasos cinco
números, desapareció y nunca más supimos de las chifladuras
de Drucker, Jaffe, Berg, Martin y compañía.
Ahora nos llega un recopilatorio donde se agrupan muchas de las ironías
que la revista ha vertido sobre los superhéroes, desde sus inicios.
De hecho, el volumen incluye algunos episodios clásicos de Wood,
Elder y Kurtzman, aparecidos en los primeros
números de los cincuenta. No se cuentan entre lo mejor, ya que
el paso del color original a grises las empasta y pierden casi todo su
atractivo.
Los seguidores de Mad, en todo caso, ya suponen qué se
pueden encontrar: parodias salvajes, en las que todo vale para arrancar
sonrisas y hasta carcajadas, y un humor basado en perfectas caricaturas
y enormes despliegues verbales. No es quizás la selección
que yo propondría como primer acercamiento a la revista, ya que
muchas de las pelis citadas ya se han quedado un poco antiguas y no todos
los dibujantes están a la altura de Drucker y
Torres.
Pero siempre es agradable reencontrarse con Aragonés
por los márgenes y, entre toda la verborrea, es casi imposible
no tropezar con algún chiste realmente bueno. Entre mis favoritos
el artículo sobre un Superman judío. El fragmente
en que se nos explica su circuncisión es tronchante, con esa rápida
sucesión de cuchillos mellados, hachas fallidas y, finalmente,
un intento con una motosierra.
Y, por supuesto, la impagable parodia de la adaptación cinematográfica
de los X-Men. Supongo que muchos de ustedes aún recuerdan
a aquella atractiva mutante azul, interpretada por una actriz de apellido
impronunciable. En esta versión se presenta así: "tenía
que quedarme quieta durante diez horas al día mientras un técnico
especial de maquillaje aplicaba pintura azul a cada rincón y curva
de mi cuerpo desnudo. El técnico tenía un cargo concreto:
el hijo de perra más afortunado del mundo del cine".
Que lo disfruten.
Florentino Flórez
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