Girls
The Luna Brothers
Planeta deAgostini. Barcelona, 2007.

 

 

 

 

 

 

 

 

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Creced y multiplicaos

El aspecto más débil de esta serie se encuentra en el dibujo. Muy sencillo, provisto de una línea apenas modulada y con un color digital excesivamente oscuro y con demasiados efectos de desenfoque, movimiento y demás. Digo todo esto en mi descargo ya que cuando apareció el primer volumen dejé que se me escapara, fiándome de una apariencia que enmascara las bondades de la narración. Afortunadamente sus editores en España tuvieron la feliz idea de regalarlo con una de las entregas de la serie de zombis que sigo. Casi lo dejo en la librería pero, afortunadamente, no cometí tal error. Una vez terminado, corrí a comprarme el segundo volumen. Y ya espero el tercero.

El relato empieza casi como una comedia de situación, con un intercambio de frases picantes entre el joven protagonista y una clienta de atractivo aspecto. Él le sugiere que debería ir al bar del pueblo esa noche y ella le pregunta si desea que se moje toda. Luego le aclara que parece que va a llover. Después, mientras el dibujo enfatiza su generoso escote, ella le pide al chico que le apriete los melones. Luego levanta uno de ellos y explica que nunca sabe cuándo está madura esa fruta. Etc.

Tras haber calentado motores, viene una inesperada escena en la que el héroe bebe unas copas de más y escupe sus frustraciones sobre todas las mujeres del pueblo, dividiéndolas con entusiasmo entre lesbianas, zorras y calientapollas. Lo echan a patadas del bar y a partir de ahí la cosa se pone rara por momentos.

Primero se encuentra a una mujer desnuda en la carretera. La lleva a su casa con la idea de ayudarla y, casi sin saber cómo, se acuesta con ella. A la mañana siguiente la silenciosa desconocida pone unos huevos de los que salen más chicas desnudas, idénticas a la primera. Si eso no les parece bastante bizarro, podríamos hablar del óvulo gigante que aísla al pueblo al final de la primera entrega, o del monstruo de forma reconocible que acecha entre el maíz.

Girls surfea varios géneros del terror con zombies a la ciencia ficción de serie B, pasando por las comedias para adolescentes hormonados y sazonado todo ello con abundantes dosis de guerra de sexos. Más allá de la imaginativa trama que asegura la acción y el suspense, el tebeo sobrevive con habilidad a su condición de relato coral. Aunque hay un protagonista con el que el lector puede identificarse y le sirve de guía, los autores juegan con el destino de todo el pueblo y nos presentan un inteligente repertorio de personajes, de la esposa dominante a los paletos descerebrados, pasando por el característico, imprescindible y apuesto sheriff.

Así como los caracteres están bien presentados y definidos, quizás no resultan tan afortunados con los espacios y los tiempos. A veces cuesta situarse y el oscuro color no constituye precisamente una ayuda.

Pero más allá de sus debilidades Girls construye un gran discurso sobre las diferencias entre hombres y mujeres y cómo unos y otros entienden las relaciones. Como las chicas desnudas son unas caníbales y sólo comen a otras mujeres, ya pueden suponer que las situaciones límite son continuas, lo cual favorece la aparición de puntos de vista más honestos de lo habitual. Cada cual se destapa y expresa sus verdaderos sentimientos. Las mujeres acosan a los chicos por su falta de sensibilidad y ellos defienden su verdadera naturaleza frente a una argumentación feminista o femenina que no les alcanza.

Pero no piensen que se van a encontrar con una historia de filósofos de sobremesa. Girls es sobre todo un tebeo de acción, una comedia sobre el sexo y su papel en nuestras vidas, un relato macabro con amazonas sedientas de sangre, un tremendo entretenimiento. Les divertirá y dará que pensar a partes iguales. No se lo pierdan.

Florentino Flórez

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