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De gijón a valldemossa en diez viñetas
El Ayuntamiento de Palma ha decidido conmemorar
la estancia de Jovellanos en la isla con un conjunto
de ilustraciones que nos cuentan las desventuras del asturiano por estas
tierras. La fórmula no es nueva y ya fue ensayada con éxito
hace cuatro años en relación a Ramón Llull.
Entonces la reproducción en formato grande de las imágenes
iba acompañada por un folleto que las agrupaba. En esta ocasión
parece que tendremos que conformarnos con los paneles, que han iniciado
ya su paseo por institutos e instituciones. Pero desde aquí invito
a los patrocinadores a que se lo piensen. Recoger estas iniciativas en
pequeñas publicaciones resulta económico y mucho más
perdurable en el tiempo.
Antes de nada debemos felicitarnos porque a nadie se le haya ocurrido
realizar un tebeo con motivo de esta onomástica. Salvo excepciones,
no hay nada peor que las historietas institucionales. Cuando algún
político se acuerda del medio y encarga un volumen que se ajuste
a sus necesidades, los resultados suelen ser nefastos. Relatos envarados
en los que el prestigio del tema se zampa los valores narrativos o estéticos
de la historieta y donde siempre pesa más la parte literaria que
la visual, que se convierte en un acompañamiento puramente anecdótico.
De hecho, eso ya ha ocurrido con Jovellanos, que cuenta con un volumen
de Isaac del Rivero sobre guión de Juan
Jose Plans, realizado hace años en Gijón. Presenta
toda la rigidez fotográfica que habitualmente caracteriza a ese
dibujante.
Aquí se ha evitado ese error y, como en el caso de Ramón
Llull, los resultados son más ligeros e interesantes. Así
lo explicaba uno de sus coordinadores, Pere Joan:
“Nos pidieron (...) que montásemos una mini exposición
itinerante para institutos. Nueve dibujantes, yo repetí, hicimos
una ilustración (del ilustrado, bonito juego de palabras que se
me ocurre) sobre un texto que explica los 8 años que pasó
encerrado en Bellver. Son 10 imágenes en total, de casi 80 cms
de alto. La cosa se presentó con Nanda Ramón en el castillo
de Bellver y a partir del lunes próximo empieza su peregrinaje.
Ha quedado bonito, los del Ajuntament están contentísimos,
la verdad. Y es que creo que es cierto, ha quedado bien.”
No puedo discrepar. La escudería de dibujantes isleños es
sólida y mejora día a día. En esta ocasión
echamos de menos a algunos, como Paco Díaz o Max.
Pero en cambio Pere Joan, que apenas tenía una presencia testimonial
en lo de Llull, aquí nos ofrece dos imágenes, con una gama
de color más tradicional de lo habitual en él. El resto
cumple con creces, consiguiendo entre todos una muestra rotunda y agradable,
que explica de manera amena y rigurosa las penalidades de Jovellanos en
la isla.
Permítanme que destaque la imagen de
Seguí, con esos acabados sucios que caracterizan
sus últimas entregas y que aquí se dan la mano con un muy
agradable color y un enfoque desenfadado, con guiño incluido. Luego
el despliegue técnico de Pau, logrando una visión
fantasmagórica del castillo gracias a unos pocos trazos bien empleados.
Como siempre, su dominio de las masas negras marca la diferencia. Por
último, tanto Linhart como Fito
siguen sorprendiendo con su sutil manejo del color, unido a sus peculiares
maneras geométricas.
Sólo aparece un borrón en tan espléndida iniciativa.
Cuando repaso el glosario me encuentro con una definición de bable
como lengua leonesa que se habla en Asturias. No le aconsejo a nadie que
vaya diciendo por Asturias que el bable es leonés. ¡Ay, si
Jovellanos levantara la cabeza!
Florentino Flórez
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