Cada dibujante
es una isla

VVAA
Inrevés Edicions. Palma, 2008.

 

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Esperando a Munar

Como algunos de ustedes recordarán, hace casi dos años pusimos en marcha la exposición Historietes, que ofrecía un panorama lo más completo posible del comic balear. Estaba patrocinada por el Projecte Llevant y a la iniciativa se habían sumado otras instituciones, como Sa Nostra, el Consell de Mallorca, el Ayuntamiento de Palma, la Consellería de Educación y Cultura y el Institut de Estudis Baleàrics.

Este último ha sido quien, tras su satisfactoria presencia en el Salón del Cómic de Barcelona del año pasado, decidió apoyar un proyecto más ambicioso este año. La muestra facilitó que Baleares accediera como comunidad invitada al Salón, tras la participación de Valencia y Madrid y adelantándose a regiones tan potentes como Galicia o Andalucía. Oportunidad, calidad y una adecuada diplomacia consiguieron que las islas brillaran con luz propia el año en que Max mantenía el protagonismo como primer Premio Nacional de la Historieta.

Es por eso que en más de un momento actuó como anfitrión, recorriendo la exposición con el ex-ministro López Aguilar, por ejemplo. También moderó una mesa redonda donde se discutía sobre el comic en las Baleares, acompañado por Pere Joan, Tomeu Seguí y Canizales. Lo que allí dijeron parecía interesante, aunque no puedo estar seguro. Parece increíble que con las montañas de pasta que sin duda se manejan en el salón catalán, no sean capaces de insonorizar una sala y haya que escuchar a los autores entre el estruendo que provocan los diferentes stands.

Tampoco se entiende el tratamiento que se da a las exposiciones. Recuerdo con nostalgia aquellos años en que se montaban en la Virreina maravillosas muestras que se podían disfrutar con tranquilidad, acompañadas de catálogos que merecían tal nombre. Todo eso se ha perdido y el interés innegable de los originales se diluye en el contexto del ruido y la dispersión que acompañan a esta feria.

En fin, la cuestión es que este año Baleares era la comunidad invitada y allá nos fuimos, acompañando a una versión reducida de Historietes. Se invitó a un gran número de autores mallorquines y además se editaron dos publicaciones. Por un lado los de Art Jove sacaron un recopilatorio agrupando trabajos de los ganadores de años anteriores. Ya conocíamos parte del material y algunos dibujantes parecen haber resuelto el encargo con cierta precipitación. Pero al menos hemos podido disfrutar de la segunda parte de la Pagesa Assassina. El chiste con el canon y el cedé mortal es impagable.

Más cuidado resulta Cada dibujante es una isla, ambiciosa obra coral en la que diferentes autores de las Baleares explican su relación con los tebeos. Se notan las ausencias de creadores como Pau, Paco Díaz o Vaquer, que habrían favorecido una visión más variada; no están por diferentes razones, así que esto es lo que hay. Por sinceridad, humor, ternura y calidad gráfica destacan Seguí, Pere Joan y Beltrán; Max parece un tanto descolocado por el encargo; respeto el formalismo de Fito, pero tengo problemas con la gama de color y el reticulado que elige para la ocasión; el resto directamente no lo entiendo, juzguen ustedes mismos.

En fin, la gran familia del comic balear demostró que más allá de las diferencias que provoca el compartir un espacio pequeño, también existe esa solidaridad necesaria para sobrevivir sobre la que teorizó Pere Joan. Hubo comida local, fiesta, oportunidad de saludar a los amigos y tan sólo echamos en falta a la princesa. Se nos había dicho que vendría pero al final no apareció. Así que, o los rumores eran falsos, o a nuestra presidenta no le gustan los tebeos.

No como a la Chacón, que recibió alborozada la portada especial que Manara dibujó para un periódico catalán. En ella aparecía una de las ninfas del italiano, embarazada para la ocasión, vestida de miliciana guarra y con una foto de Berlusconi en la mano. Todo un homenaje a las declaraciones del cavallieri sobre nuestra ministra de Guinnes. Entiendo que Manara pretenda estar en la onda, pero yo no iría diciendo que me encantan sus tebeos, como ha hecho la Carme. Poner Manara y feminismo en la misma línea da cierto repelús, aunque cosas más raras se han visto.

Florentino Flórez

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