Juez Dredd
Wagner y Bolland
Dolmen editorial. Barcelona, 2004.
Viñetas
El guionista Sente, que nos atrapó en su excelente
Maquinación Voronov, une sus fuerzas con Rosinski,
colaborador de Van Hamme en Thorgal. Aquí
el dibujante polaco abandona su plumilla para entregarse a unos acabados
casi pictóricos, con constantes alusiones a un impresionismo
pasado por la época dorada de la ilustración. El resultado
es tan sensual como sorprendente. Sumen a ello un argumento declaradamente
folletinesco, con amantes despechadas, abusos y juicios públicos.
El conjunto anuncia una de las sagas más interesantes que nos
han llegado de Europa en los últimos meses. No le pierdan la
pista. Su título: La venganza del conde Skarbek.
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Esos extraños dibujantes
ingleses
Nuestro conocimiento de los tebeos ingleses está
lleno de lagunas. Cuando deambulamos por las librerías de ese maravilloso
país, comprobamos que toda su tradición humorística
nos resulta prácticamente desconocida. Aunque, cabe añadir,
no da la sensación de que se trate de una gran pérdida.
Más lamentable nos parece la ausencia de una buena traducción
de Dan Dare, una serie clásica de ciencia ficción
con historias de aventuras retro-futuristas y una apariencia y un color
realmente espléndidos.
Respecto a lo que sí conocemos, señalaría dos etapas,
olvidando en esta ocasión la prehistoria de las historietas bélicas.
La primera, que nos llegó a través de los cuadernos de aventuras,
era tan imaginativa en sus historias como sucia y enfermiza en sus acabados,
con colecciones como Mitek el poderoso, una psicotrónica
versión de King-Kong, Spider, nada que ver con su equivalente
americano, o Zarpa de acero, donde brillaba con luz propia el
talento de Jesús Blasco, que se unía así
a tantos otros españoles que se ganaron la vida trabajando para
el mercado inglés. Ycuya influencia ha sido señalada por
no pocos creadores más jóvenes, de Davis
a Bolland.
La segunda oleada venía de la prensa. En pleno boom del tebeo adulto,
se tradujeron tres míticas series de prensa: Modesty Blaise,
James Bond y, más tarde, Jeff Hawke. Las tres contaban
con fascinantes argumentos y originales dibujos y marcaron un cenit de
calidad difícilmente superable. Hubo algunas más, pero no
llegaban a la altura de las anteriores.
Luego tuvimos que esperar unos años, hasta que en los ochenta una
nueva generación de guionistas y dibujantes comenzaron a colaborar
con las grandes compañías americanas. Una vez conseguido
el éxito trasatlántico, algunos editores consideraron que
quizás estaríamos dispuestos a leer sus trabajos anteriores.
En realidad, muchas son obras de formación, en los que apenas puede
intuirse un atisbo de lo que luego será su desarrollo posterior.
Con todo, hay excepciones, como es el caso de Brian Bolland,
un dibujante sobresaliente con una obra indiscutible, como es Camelot
3000. Antes se había cansado de dibujar Juez Dredd,
un excéntrico personaje que algunos intentan defender como muestra
de la idiosincrasia europea.
En realidad, lo mejor que se puede decir de él es que es entretenido
en ocasiones y poco más. Otra cuestión es el maravilloso
arte de Bolland, que ya entonces alumbraba los niveles
de calidad que nos ofrecería posteriormente. Ya contaba con anteriores
ediciones en nuestro país, cosa que no ocurre con los tebeos de
otro inglés, Delano, un extravagante guionista,
capaz de lo mejor y lo peor. En 2020 Visions, que ahora publica
Recerca, no parece estar en su mejor momento. Tampoco los artistas que
le acompañan. Si es amante de lo exótico le gustará.
Muy exótico.
Florentino Flórez
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