Superman: identidad secreta
Busiek-Immonem
Planeta DeAgostini. Barcelona, 2005.


Viñetas
Planeta publica Jóvenes dioses y amigos, el último desparrame de Barry Windsor-Smith. Formo parte de la legión de admiradores de este fabuloso dibujante inglés. Pero sus guiones, empezando por su conocido Arma-X, me parecen flojísimos. Y ésta no es la excepción. Páginas y páginas de bonitos dibujos, en las que es imposible entender nada o interesarse por lo que pasa, un auténtico despropósito.
Todo lo contrario a lo que nos ofrecen Rodi y Ribic en Loki. Su aproximación al hermano bastardo de Thor es épica y dramática y sus mejores momentos llegan a recordarnos a Shakespeare. Un bonito dibujo para una historia brutal en la que tan sólo desmerece un apresurado final. Recomendable.

 

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ELOGIO DE LA NORMALIDAD

El trabajo que más me había interesado hasta la fecha del guionista Kurt Busiek era Marvels, donde describía un mundo habitado por superhéroes, desde la mirada del hombre corriente. Ese tipo de aproximación realista ha sido imitada una y otra vez y parecía que el propio autor estaba dispuesto a copiarse a sí mismo en esta entrega de Superman. El arranque nos muestra a un joven Clarck Kent, de quien todo el mundo se burla por tener el mismo nombre que el alter ego de Superman, que un día descubre que, efectivamente, tienes los poderes del personaje de tebeo. Hasta ahí, casi todo roza lo habitual, no pasa de ser una más de esas revisiones de carácter naturalista a las que ya nos hemos acostumbrado.

Asistimos a todo el proceso, desde su decisión de evitarse problemas no revelando su verdadera naturaleza, hasta los intentos del gobierno por descubrir y dominar el origen de sus extraordinarias habilidades. Por el camino se casa con una chica llamada Lois Lane e intenta vivir una vida lo más normal posible. Es en este último aspecto donde la historia desvela sus mejores virtudes. Busiek consigue ir más allá de las preocupaciones que podría tener una estrella del rock o un escritor de éxito, por ejemplo; alguien que desea no ser molestado, poder compartir sus horas tranquilamente con su familia. Desarrolla bien ese asunto y presta la adecuada atención a la vida cotidiana de Kent, en equilibrio con sus hazañas superheróicas. Pero va más allá.

El tebeo despliega una extraña reflexión sobre la identidad. No sólo por ese juego entre los dos roles del héroe, por la mañana salvando gente de una inundación en Taiwán y por la tarde intentando escribir un libro, buscando su propia felicidad sin abandonar sus responsabilidades ante los demás. El guión cubre toda la vida de Superman, desde la adolescencia hasta su boda, el nacimiento de sus hijas y el florecimiento de los poderes de ambas. Vemos cómo envejece, como se preocupa por su familia y su peculiar relación con el mundo, plasmada en esos radiantes atardeceres que él tiene el privilegio de contemplar desde las nubes.

Un extraño sentimiento de nostalgia recorre toda la obra. Hay un diálogo constante entre el protagonista y la realidad que le rodea, una pregunta universal respecto a los cambios y la identidad. Y también en cuanto a la vejez, al inevitable declive. Identidad secreta no es un tebeo redondo. Immonem es un dibujante riguroso, con un realismo adecuado al enfoque de la historia, y el comic está plagado de bonitas imágenes. Busiek peca de cierto exceso verbal y algunos textos resultan cargantes. Pero finalmente consigue que la nostalgia nos invada, el paso del tiempo está bien expresado y un hálito casi religioso recorre la obra, algo trascendente se esconde entre sus viñetas. Denle una oportunidad.

Florentino Flórez

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