Ficcionario
Horacio Altuna
Norma Editorial. Barcelona, 2005
Viñetas
La última entrega de Fábulas, una de las muchas
series que se crearon a partir de Sandman, incluye algunos elementos
de interés. Se abre con un relato dibujado por el siempre eficaz
Bryan Talbot, que consigue que la anécdota que
se cuenta parezca más divertida de lo que es.
Luego el atractivo del volumen se va difuminando hasta desaparecer completamente.
Es curioso cómo los continuadores del trabajo de Gaiman
apenas han conseguido generar obras interesantes con personajes que, en
manos del inglés, nos fascinaron durante años. Pocas excepciones
encontramos a esta regla, entre el montón de colecciones que se
derivaron de su mágico mundo de sueños.
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Viejos cuentos
La editorial Norma parece que se anima a imitar
a Glenat, continuando su política de reediciones prescindibles.
Si esta última empresa nos ha obsequiado con un nutrido repertorio
de clásicos que era mejor olvidar, de Zora y los hibernautas
a las tabernas Galácticas, pasando por otros innumerables
engendros, la primera publica ahora este trabajo de Altuna
de los ochenta.
¿Qué decir al respecto? Bueno los seguidores del autor argentino
pueden hacerse una idea de lo que encontrarán. Por un lado sus
siempre impresionantes minas, por el otro un dibujo muy profesional que
no descuida el detalle y es pródigo en rayados y efectos lumínicos.
Hay un aspecto destacable y curioso en lo narrativo, como es el empleo
de direcciones de lectura que parten del centro de la página, en
más de un caso sin extenderse hacia los lados. Quiero decir que
nos topamos con muchas planchas donde el autor sitúa los bocadillos
en el centro, generando una suerte de ese alargada, que facilita un deslizamiento
rápido por las imágenes. Al menos en teoría ya que,
en la práctica, lo que nos cuentan esos textos es tan poco interesante
que optamos por esquivarlos y guiarnos por los dibujos.
Esta era la primera serie de Altuna como autor completo
y, según sus propias palabras, no se sentía muy cómodo
en el terreno de la fantasía. No me gusta la ciencia ficción
e hice lo más parecido a la realidad que se me ocurrió,
declaró en su momento. Quiero recordar que cuando pasó por
aquí dijo algo parecido, respecto a que todo el mundo sabe que
Superman no puede volar y que si te tiras por una ventana te
matas. Supongo que quedan muy molones esos ataques a las fantasías
pequeñoburguesas y a la literatura de evasión capitalista.
Pero no sé si el autor es consciente de que con semejantes argumentos,
se carga gran parte de la tradición literaria occidental, comenzado
por la Odisea. Por supuesto, los dioses no existen, qué
tontería.
En fin, empeñado en resultar realista Altuna sólo
consigue provocar nuestros bostezos, con su archiconocido mundo policial,
lleno de burócratas y policías represivos. Y, por supuesto,
su peludo protagonista que no casualmente se apellida Benedetti. Un tostón
sólo apto para activistas antiglobalización. Se sentirán
como en casa.
Florentino Flórez
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