Viñetas
El pasado enero se inauguraba en la sala del Ayuntamiento de Palma,
Ses Voltes, la muestra dedicada al ilustrador, diseñador gráfico
e historietista ocasional Isidro
Ferrer. Una oportunidad única para disfrutar con
el talento de un creador singular, poético y siempre original
en sus propuestas. Isidro consigue que objetos a los que no prestamos
atención aparezcan como nuevos gracias a la magia de su mirada
y a su talento como constructor y dibujante.
La expo se acompaña de un catálogo que, al igual que los
anteriores dedicados a Georges Bess y Rubén
Pellejero, puede adquirise llamando al teléfono:
971721481Precios muy módicos.
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Historia de Arf
Esta semana tenía previsto hablar de otra
cosa. Pero, después de ver la última película de
Clint, me parece obligado mencionarla. Así que
me disculparán si busco una excusa para hablar de ella.
Se dice que pronto reeditarán El Príncipe Valiente,
la obra maestra de Foster. Siempre he creído que,
más allá de su perfección formal o de su anticuado
modelo narrativo, este tebeo de aventuras medievales formaba parte del
reducido club de los más grandes por la profundidad de sus historias.
Se me vienen a la cabeza algunas, como el peculiar noviazgo de Val, el
secuestro de Aleta, su mujer, o la historia de Arf.
Arf aparece a mediados de junio del 49. Al principio parece que nos encontramos
ante el típico relato de iniciación, con el característico
jovencito atolondrado, tan parecido a otros que pueblan las películas
clásicas de Ford, Hawks o Hathaway.
Cuando todavía los héroes eran tipos maduros cuyos impulsos
estaban matizados por los errores cometidos en el pasado. En medio de
esos gigantes seguros de sí mismos, los muchachitos tendían
a comportarse como idiotas inconscientes, hasta que adquirían la
experiencia necesaria que garantizaba el paso a la madurez.
Arf cumple con todas las expectativas: aspirante a caballero, se mete
en mil y un embrollos para ganarse la estima de quienes le rodean. Tras
la épica lucha contra los pictos, se ve obligado a exilarse. En
sus aventuras por Europa debe atravesar los Alpes. En el dominical de
abril del 51 notamos que algo grave va a pasar, cambiando el ligero tono
del relato. El autor nos advierte: el rostro del muchacho está
lívido de dolor ¡Sus pies congelados se están deshelando!
A partir de ahí el impulsivo escudero debe abandonar todos sus
sueños, junto con su pierna izquierda.
Foster no se entretiene mucho con el dolor de Arf. Resume
su posición en un diálogo: nunca he oído hablar de
un guerrero que deje el campo de batalla cuando está a punto de
vencer en la lucha. El resto es una historia de reconstrucción,
en la que jugará un papel importante la aparición de una
bella jovencita que dará a Arf nuevas razones para vivir.
Si el autor nos explica con naturalidad este cuento de esperanzas rotas,
madurez, adaptación y lucha frente a la adversidad, su sensación
final es esperanzadora, con un Arf que se sobrepone a sus dificultades
y desarrolla una vida feliz, acompañado de sus seres queridos.
El tono de Clint es diferente, pero sólo al final.
A lo largo de su espléndida película notamos el mismo vigor
esencial. La protagonista, la espléndida Hillary Swank,
no se queja cuando el cascarrabias que interpreta el propio Eastwood
le dice que él no entrena a chicas. Sigue peleando hasta que consigue
hacerse un sitio. La obra insiste en la voluntad de sobreponerse a las
circunstancias. Sin quejas, sin aspavientos, con la misma sequedad esencial
con la que está filmada toda la película. Cuando, tras una
espectacular carrera de triunfos, llegamos al doloroso final, ese aliento
permanece. Como en el caso del personaje que interpreta el gigantesco
Morgan Freeman, otro perdedor que ha aprendido a no quejarse.
La justicia no tiene nada que ver con esto.
No les destripo la última parte, pero sí les adelanto que
si Foster y Eastwood comparten esa visión
luchadora frente a las dificultades y a los accidentes de la vida, no
emplean en este caso el mismo recurso argumental. Mientras Arf se levanta
de la lona para librar otros combates, la chica del millón de dólares
pelea en una batalla que no puede ganar. Para no olvidar, las conversaciones
de Clint con su párroco, la guinda en una obra
maestra que no deben perderse. No sólo es un film de enorme calidad
y un gran entretenimiento, también se despliega como una sólida
reflexión sobre la responsabilidad y la culpa, sobre el deber y
el amor. La vida, en suma.
Florentino Flórez
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