Viñetas
El pasado enero se inauguraba en la sala del Ayuntamiento de Palma,
Ses Voltes, la muestra dedicada al ilustrador, diseñador gráfico
e historietista ocasional Isidro
Ferrer. Una oportunidad única para disfrutar con
el talento de un creador singular, poético y siempre original
en sus propuestas. Isidro consigue que objetos a los que no prestamos
atención aparezcan como nuevos gracias a la magia de su mirada
y a su talento como constructor y dibujante.
La expo se acompaña de un catálogo que, al igual que los
anteriores dedicados a Georges Bess y Rubén
Pellejero, puede adquirise llamando al teléfono:
971721481
Precios muy módicos.
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Hasta el infierno y más allá
El estreno de Constantine, la película
protagonizada por Keanu Reeves, ha vuelto a poner de
moda a este peculiar mago inglés. Al contrario que otras adaptaciones
de personajes de comics, ha sido especialmente afortunada y algunos ya
auguran el nacimiento de una nueva saga cinematográfica, al estilo
de Drácula o James Bond. Exquisiteces aparte,
el film ha funcionado muy bien en taquilla y ha supuesto uno de esos extraños
casos de boca a boca, en los que la recomendación de los conocidos
supera los prejuicios ante un producto que no despertaba grandes expectativas.
Cabe decir que John Constantine ya había tenido un recorrido muy
especial en sus muchas vidas de papel. Todos recordamos sus primeras apariciones
en una de las historietas más inquietantes que se hayan escrito.
La Cosa del pantano estaba en plena transformación de
la mano de Alan Moore y el cínico brujo, que entonces
tenía los rasgos de Sting, guiaba al clásico
monstruo por su nuevo y casi divino estatus. Constituía un buen
contrapunto para un engendro vegetal que representaba toda la inocencia
del mundo.
Después, en Los libros de la magia, Gaiman
le otorgaba un papel similar, como maestro de ese joven aprendiz de mago
que tanto nos recuerda al luego famoso Potter. En ambas series
ya quedaban definidos algunos de los rasgos que acompañaban a este
peculiar antihéroe: su afición al tabaco y a ir perdiendo
amigos por el camino, entre otras desagradables costumbres.
Delano se encarga de guiarlo cuando desembarca en su
propia serie, Hellblazer. Arranca con el espectacular episodio
El santo maldito, con un espléndido dibujo de un Talbot
más sucio y asqueroso que nunca. En una línea similar continuó
Ridgway, poniendo imágenes a secuencias particularmente
desagradables, como la del tipo que se engulle las moscas, entre otras
joyas para no olvidar. Tanto que el dibujante prefirió abandonar
la serie, antes de representar una escena especialmente asquerosa que
el peculiar guionista le propuso.
Por el camino, hasta tipos tan ineptos como Morrison
firmaron guiones interesantes, como aquel dibujado por el siempre eficaz
David Lloyd.
Y finalmente llegó Ennis. Antes de formar equipo
con los hombres de Predicador, primero Dillon
y más tarde el portadista Glenn Fabry, tuvo ocasión
de escribir unos números de antología: Hábitos
peligrosos. En ellos, como en la película, Constantine enferma
de cáncer y a punto está de perder el pellejo. El desenlace
es bastante más sangrante de lo que llega a mostrar el film. Y
el desarrollo mucho más aterrador. Y, por supuesto, no acaba pasándose
a las pastillas de menta.
Luego ya vienen sus clásicos episodios con Dillon,
en los que despliega parte de las preocupaciones religiosas que luego
desarrollará en Predicador. Para recordar, sus incursiones
en Irlanda, un tema que le afecta personalmente y sobre el que siempre
tiene cosas interesantes que decir.
Fuera de estos nombres, poco es lo que cabe añadir, aunque la serie
continua publicándose, con éxito de crítica. Conmigo
que no cuenten. Eso sí, prueben cualquiera de los citados, si quieren
asomarse a algunas de las muchas facetas del horror.
Florentino Flórez
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