Rip Kirby
Alex Raymond
Planeta DeAgostini. Barcelona, 2005.

Viñetas
La temida sustitución de Planeta por Panini en el terreno de los comics Marvel apenas parece haber tenido consecuencias. Los primeros números del cambio han conservado muchas de las características de la edición anterior y para los despistados como yo apenas se aprecian diferencias. Además ya nos han regalado alguna sorpresa agradable, como el Punisher-Lobezno dibujado por el impecable Weeks. Mientras, confiamos en que Planeta sepa encontrar nuevos rumbos y este desembarco editorial se traduzca en una mayor variedad y competitividad en un mercado que llevaba varios años medio apalominado. Estamos a la espera.
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Buenas noticias

Se puede asegurar, sin temor a resultar exagerado, que la reedición de las clásicas tiras de Raymond es una de las grandes noticias del año. En primer lugar, por la calidad de esta aventura editorial. Un precio ajustado, una impecable presentación y una reproducción que iguala o mejora las que conocíamos. Segundo, por el magro panorama de reediciones que presenta este país. Así como cualquier amante del cine puede hoy en día acceder rápidamente a las obras maestras de Ford, Capra, Aldrich o cualquier otro clásico, tanto en su videoclub como en la televisión o internet, lo cual le permite comparar y tener una visión adecuada del desarrollo del medio, esta posibilidad apenas existe para el aficionado a los tebeos. Cuando ya pensábamos que nunca veríamos una versión traducida de Gasoline Alley, On Stage, Buzz Sawyer y tantos otros clásicos que permanecen inconclusos o inéditos, comienzan a llegar reediciones que despiertan nuestras casi perdidas esperanzas. Primero vino lo de la E.C., unas historietas muy esperadas y cuyo formato defraudó en parte nuestras expectativas. Pero ahí están y al menos parecen haber servido para abrir las puertas a otros intentos. Tras Rip Kirby ya se anuncian otras series clásicas, como El príncipe Valiente o Terry y los piratas.

Por último hay que mencionar la calidad de este tebeo, algo casi superfluo tratándose de una obra tan citada y respetada. Su autor, Raymond, se hizo un hueco en la memoria de todos los aficionados con Flash Gordon, un culebrón que conserva una indudable capacidad de sugestión derivada más de sus espléndidos dibujos que de la calidad de las historias. Si autores posteriores, como Barry, supieron dotar de alma al aventurero rubio, la versión de Raymond brilla sobre todo por la excelencia de sus escenarios, por lo imaginativo de sus paisajes, arquitecturas y monstruos, por la belleza de sus mujeres y por la inigualable calidad de su trazo.

Esto es lo primero que llama la atención en las aventuras de Kirby, un detective elegante, un intelectual que parece extrañamente fuera de lugar en los bajos fondos donde se desarrollan sus historias. Con todo, los guiones son amenos y siempre resultan entretenidos. Pero donde Raymond alcanza cotas estratosféricas es en el dominio del dibujo. La elegancia y delicadeza de su línea, ese pincel siempre fluido, envolvente, que provoca auténticas oleadas de placer, la inmediatez con la que resuelve los cuerpos femeninos, los rudos rostros de los secundarios o los pliegues de la ropa, todas esas increíbles destrezas que apenas han tenido continuidad, tal es su nivel de dificultad. Pero no en Raymond, que consigue siempre que lo más arduo, las mayores exigencias que se le puedan hacer a un dibujo, en cuanto a vivacidad y sencillez, resulten aparentemente fáciles. Imprescindible.

Florentino Flórez

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