Lara Jones
Paco Díaz
Dolmen Editorial.
Palma de Mallorca, 2006
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Paco, el dibujante sexy
Paco ha resucitado. Hace ya casi diez años,
aparecía como joven promesa que conseguía incorporarse al
mercado americano, en series innombrables cargadas de superhéroes
muscularmente hipertrofiados. Aquella aventura fue pasajera y, tras algunos
intentos fallidos como Creatures, el dibujante recaló
en el porno. Se sabía que era uno de los principales colaboradores
del Eros Comix y poco más. Lo que allí pudimos ver de él
no contradecía la imagen rígida y abigarrada que ya nos
habíamos hecho de su dibujo. Pero resulta que Paco tiene una familia
que alimentar y sus prioridades han sido primero publicar y luego ya veremos.
Y, como todo el mundo sabe, sólo hay una manera de mejorar, un
sistema que era descrito por Faustino Rodríguez,
director del Salón del Cómic del Principado de Asturias,
de forma gráfica y directa: cortando cojones se aprende a capar.
Paco ha cortado pocos testículos, pero ha tenido que dibujar bastantes.
Su pista americana, su campo de entrenamiento, ha sido el porno. Y lo
ha aprovechado bien. Por si ello fuera poco, en los últimos años
ha compaginado su tarea en el Eros, donde dibujaba varias series con seudónimos
diversos y desempañaba tareas editoriales, con colaboraciones para
el mercado europeo. Como es sabido, lo de los tebeos en los países
nórdicos es otra historia, con reediciones constantes de clásicos
personajes americanos y series dedicadas a los niños o dirigidas
a los amantes de la equitación y otras aberraciones. Así
que digamos que Paco ha pasado de la vaselina a la miel, del sexo explícito
a los tebeos para niñas inocentes, en un doble salto mortal que
haría vacilar a sujetos menos sólidos que él.
Pero Díaz es un profesional, un dibujante. Y, sin duda, alguna
cosa más, como ya nos demostró con aquella historieta con
John Wayne en Pollença, que incluyó en la revista Creativa.
Ahora sus esfuerzos han tenido una recompensa y ha vuelto al mercado americano
por la puerta grande, encargándose de personajes de más
peso en una editorial de las grandes.
La reedición de Lara Jones, su heroína guarra,
es una buena ocasión para comprobar cómo su dibujo se ha
ido refinando y ganando en calidad y ambición. Lara todavía
mantiene algunas torpezas y adolece de una terrible aplicación
del color. Pero, en fin, su público no está precisamente
interesado en las armonías tonales ni en la modulación de
la línea de contorno.
Florentino Flórez
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