Bone
Jeff Smith Astiberri Ediciones. Bilbao 2007 © 2003 El Wendigo. Todos los derechos reservados El © de las viñetas pertenece a sus respectivos autores y/o editoriales. |
Regreso a Villahueso Cuando en 1999 los chicos de la Editorial Dude publicaron esta serie, anunciándola a bombo y platillo, ya tuve ocasión de comentarla. Lo cual me recuerda que en diciembre esta sección cumplirá su primera década. En diez años es lógico que asistamos a la reedición de algunos tebeos de calidad, que pueden así encontrar nuevos lectores. Lo que ya no es de recibo es que a los editores les dé por publicar las mismas mediocridades, una y otra vez. No es el caso de Bone. Se comprende que aparezca en una nueva edición. Incluso yo que, en contra de una mayoría de opiniones, fui muy crítico con él, reconozco que he vuelto a picar. No he podido resistirme a comprar uno de los bonitos tomos de Astiberri. Y es que el nuevo formato mejora la anterior versión en blanco y negro y con grapas. Una buena tapa dura y un agradable color realzan lo mejor del trabajo de Smith, ese limpio dibujo heredero de Al Capp y compañía. Esto último dicho sea con admiración. En España tenemos a Mique Beltran, que trabaja en una onda similar y realizó grandes historietas en ese estilo. Lo que pasa es que Mique posee exactamente aquello de lo que Jeff carece: sentido del ritmo, de la planificación, de la emoción. Ahora que he vuelto a morder el anzuelo, compruebo de nuevo lo que ya afirmé entonces. Bone es un tebeo maravilloso... que se cae de las manos. A ese dibujo de grafismo impecable se une una atmósfera en principio atrayente, una maravillosa historia de princesas, aventureros, dragones y monstrorratas. Todo eso, ya digo, aparentemente. Porque para nuestra sorpresa, a las pocas páginas tales elementos no valen nada ante la pobreza, lo reiterativo y pesado de la puesta en escena. En su momento ya lo señalé y ahora lo recuerdo. Smith emplea fórmulas que parecen tomadas de los dibujos animados, como son constantes viñetas de fondos repetidos, apenas variadas con ligeros zooms. Ese estatismo narrativo pesa como una losa sobre el lector, que acaba rendido ante semejante falta de inventiva. Y aquí podríamos recordar a otros dos creadores que también se han ganado la vida en el campo de la animación, pero que, sin embargo, comprenden perfectamente que deben usar otros recursos cuando dibujan comics. Me refiero a dos maestros como Paul Smith y Bruce Timm. Ellos sí que saben mover sus encuadres y ajustar su planificación a los diferentes momentos de la narración. Así que considero que Jeff Smith no tiene excusa. Es un plasta, capaz de arruinar las secuencias a priori más emocionantes, como la de la persecución nocturna. Nada de lo que ocurre en Bone llega a interesar, todo es plano y monocorde. Como si en una película contáramos con un gran guionista, un excelente fotógrafo, un maravilloso director de arte, unos actores geniales... y un desastroso director. Todos los componentes de la serie están diseñados para complacernos y dar el pego. Pero nadie que lo haya leído puede decir que resulte interesante. Al menos yo no. Sin embargo, provocó una sospechosa unanimidad
en el momento de su aparición. Aunque parece que su reedición
no ha levantado el mismo o similar revuelo, resulta curioso cómo
el mundillo comiquero ensalza productos mediocres, fiándose de
las apariencias o de opiniones de otros, para luego olvidarlos con la
misma facilidad. Que alguien como Terry Moore compare
Bone con Tintín, tiene cierta lógica.
Pero yo recuerdo al maestro Sakai defender esta obra,
opinión que me sorprendió sobremanera, al venir de un autor
tan cuidadoso con las técnicas narrativas como él. Así
que supongo que en este caso pesa mucho el agradable dibujito. No se fíen
de las apariencias: intenten leerlo y ya me dirán.
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