Will Eisner. El espíritu de una vida. Bob Andelman Norma Editorial. Barcelona, 2008. 376 páginas, 18 euros
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el espíritu de eisner El lunes 3 de enero de 2005 moría Will Eisner. Desde entonces, su presencia en las librerías se ha mantenido como un flujo constante de energía. A la cuidada reedición de su Spirit completo se han venido a sumar en los últimos meses la publicación de tomos que agrupan sus novelas gráficas. Si en el primero se reunían obras imprescindibles como Contrato con Dios o La Avenida Dropsie, el segundo nos depara algunas agradables sorpresas, como son Apuntes sobre la gente de ciudad y Gente invisible. Dos trabajos que permanecían sin traducir y que ahora por fin hemos podido disfrutar. En el apartado de peros debemos citar las aguadas que tan bien lucían en la primera edición de Toutain y que aquí se aprecian mucho peor. La tinta sepia y un tamaño más reducido nos impiden disfrutar plenamente de la narración. En todo caso, Gente invisible contiene momentos tan intensos que nos invitan a olvidar las carencias de una edición que no alcanza la calidad deseable.Gaiman nos recuerda en la introducción que Eisner era entrañable y, al tiempo, podía ser “duro como el acero”, algo que todos los que tuvimos la fortuna de tratarlo podemos ratificar. Algunos relatos como Combate mortal lo confirman con crudeza. La fuerza del maestro radicaba en su conocimiento de los callejones del alma humana, que le llevaba a expresar una profunda compasión hacia sus semejantes, pero también a retratarlos sin ahorrarse sus miserias y crueldades. Su grandeza reside en esa capacidad para contar lo mejor pero también lo peor. Por si la lectura de esos tebeos inéditos no era suficiente, se nos ofrece además una biografía oficial, cargada de datos que cubren las zonas desconocidas de su experiencia vital y profesional. El texto es fascinante y muy entretenido y se estructura a partir de un conjunto de entrevistas entrecruzadas, en las que intervienen tanto Eisner y su mujer como muchos de sus socios y colegas. La figura que surge tras esta revisión alimenta el mito de unos de los creadores más interesantes del pasado siglo. Y eso que no carece de zonas oscuras como, por ejemplo, su relación con los negocios y el dinero. El autor declara que no desea fomentar el estereotipo de judío preocupado por amasar pasta, pero que no se pueden separar en Eisner los aspectos empresariales y artísticos. Su voluntad de hacer de los tebeos una profesión con la que ganarse la vida, su decisión de conservar los derechos sobre sus obras y personajes, son facetas profundamente unidas a su estética y su creatividad. Unas no existirían sin las otras. El libro también ilumina zonas tan terribles como la muerte por leucemia de su hija, apenas una adolescente, una tragedia que luego empleó en Contrato con Dios. Álbum que se abre con ese protagonista judío que viene de enterrar a su hija, en unos de los característicos días lluviosos que tanto aparecen en los tebeos de Eisner. O los años en los que trabajó para el ejército dibujando historietas en las que explicaba cómo mantener los equipamientos. Un material que difícilmente veremos ya que, según se nos explica, dibujó sobre vegetal y los originales prácticamente se autodestruyeron. Luego los restos fueron extraviados por los militares. También tienen interés las circunstancias que rodearon su libro de entrevistas con Frank Miller. Al parecer Miller no acudió a la cita cuando estaba previsto, lo que irritó a Eisner. De ahí el tono sarcástico que recorre toda la obra, con constantes puyas al autor de 300. Una biografía altamente recomendable y que
ningún fan de Eisner debería perderse. Florentino Flórez
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