Lance
Warren Tufts
Libros de papel. Portugal, 2007
72 páginas, 26,50 euros

 

 

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Un aventurero con estilo

De un tiempo a esta parte, algunas de las mayores alegrías que nos ha deparado el mercado comiquero proceden de las reediciones. Son tantas que casi marea enumerarlas todas. El Tarzan, primero de Foster y ahora de Hogarth; la muy bonita edición del Carlitos completo; el Spirit de Eisner, con un color que no despierta muchos entusiasmos; las hinchadas recopilaciones de Neal Adams, con ese formato que ayuda bien poco; por supuesto el espectacular Popeye; o las ya familiares reediciones de clásicos Marvel y DC, que tal parece no acabarán nunca.

A todas estas obras interesantes se suma ahora una auténtica rareza: Lance. Aunque las escasas planchas que conocíamos tenían muy buen aspecto, no nos atrevíamos a imaginar que algún día la veríamos traducida. Al final ha sido un portugués, Manuel Caldas, a quien ya teníamos fichado por su interés en el Príncipe Valiente, quien ha abordado una aventura editorial no exenta de riesgos. Como lector debo agradecérselo dada la calidad de los resultados. Eso sí: a un precio poco popular.

Lance es una de esas series de prensa de complicada existencia, según se nos cuenta en el prólogo. Diferentes presiones editoriales impidieron que el autor mantuviese el alto nivel inicial. Se vio obligado a realizar tiras diarias además de las dominicales y finalmente abandonó su aventura al cabo de cinco años de publicación. Luego Tufts se enzarzó en una serie de empresas y acabó muriendo en un accidente, al probar un prototipo experimental de su propia compañía de aviación. Como ven, todo un personaje.

En cuanto a su serie, bebe de dos raíces clásicas: Raymond y Foster. Notamos al primero en la elegancia de la línea y la limpieza con que se resuelven ropajes y personajes. Foster es sobre todo visible en el paisaje, casi un actor más en la obra, y en el aliento épico que recorre las aventuras de este héroe fronterizo. Gráficamente Lance no decepciona. Goza de un maravilloso color y si bien Tufts no alcanza la perfección de sus ilustres precedentes, sí que encuentra una voz propia con una marcada preferencia por los claroscuros. El resultado final es más que notable. Para recordar muchas de las panorámicas que cierran las planchas.

Por supuesto el ritmo es comedido, como corresponde a quien emplea el modelo de Foster, con el texto en un cartucho bajo la imagen. Pero se lee con fluidez e interés y no crea ningún problema a la narración.

Lance es un héroe que sorprende por su modernidad. Hay historias, como la de la mujer maltratada por su marido blanco que prefiere largarse con los indios, cuya audacia debió resultar casi intolerable a mediados de los cincuenta. En general, como en tantos otros tebeos del Oeste, el tratamiento de los indios es respetuoso, con un énfasis en las diferencias entre los distintos pueblos indígenas. Lance presenta muchas de las características que luego encontramos en Blueberry. Como él, es un militar rebelde, siempre enfrentado a sus superiores y preocupado por evitar conflictos con los indios. También, aunque le salen varias novias, tanto de piel blanca como roja, procura darles esquinazo a todas y largarse a vivir aventuras con sus amigotes.

En el terreno de las debilidades, en ocasiones cuesta situarse y entender cómo hemos pasado de una situación a la siguiente. Aunque la serie contiene algunos episodios fenomenales, otros no están tan bien tramados y los desarrollos argumentales son irregulares. Pero las virtudes de Lance son muchas, tanto en el terreno gráfico como en el de las desenfrenadas aventuras que se nos cuentan. Un gran clásico.

Florentino Flórez

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